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Historia basada en los últimos días de la vida de James Whale (director de las primeras versiones de Frankenstein) y su relación con un joven que despierta en él recuerdos que mejor hubiera dejado atrás. Uno de los más aclamados films de 1998, ganador de varios premios, entre ellos el Oscar a la mejor adaptación de historia a la pantalla. Esta película supone una idea de lo que fueron los últimos días de James Whale (1889-1957), el director de Frankenstein y otros films entre 1930 y 1940, quien era homosexual declarado en una época donde dicha actitud se veía con cierto pudor. El film nos presenta una actuación extraordinaria por parte de Ian McKellen (merecedor de Oscar al Mejor Actor), quien personifica a un canoso Whale, al cual vemos como pintor novato, limitado por su maltrecha salud y por los recuerdos melancólicos de un amor del pasado. Imágenes-recuerdos de la 1era Guerra Mundial, días de gloria en el Hollywood de los 30 y la presencia de un joven jardinero (Brendan Fraser), hacen que Whale vuelva a tener imaginación sobre ciertas cosas que hacía mucho tiempo que había dejado atrás. La película nos deja con euna enorme carga psicológica, fruto de las conversaciones cargadas de doble sentido del Whale con un compañero que se limita a admirar por un lado las experiencias del director, pero de la misma manera se mantiene alejado, dada la reputación de homosexual del director. Las mejores escenas y secuencias se logran en los momentos en los que queda completamente en evidencia la debilidad de Fraser por caer en las manipulaciones de un McKellen que deseaba sentirse joven de nuevo. Otro de los atractivos de la película es la corta, pero sensible actuación de Lynn Redgrave, quien es la persona que más conoce a Whale (McKellen).
En fin, una película un tanto deprimente en el sentido de la historia, pero de altísima calidad y con unas actuaciones realmente logradas.
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